MONTEMOLIN
Montemolín es una antigua villa perteneciente a la comarca de Tentudía y situada al sur de la provincia de Badajoz.
La antigüedad de asentamientos en el término de Montemolín se puede remontar a la Prehistoria, hallándose yacimientos arqueológicos del Epipaleolítico a las afueras del municipio.
Geológicamente, el término de Montemolín se asienta sobre el cabalgamiento geológico o falla Ossa Morena que separa yacimientos ricos en plomo, hacia el este, de yacimientos ricos en hierro, hacia el oeste. En la época prerromana este hecho hizo de la zona frontera natural entre la Beturia Céltica (oeste) y la Beturia Túrdula (este).
Los siguientes asentamientos de los que se tienen constancia se remontan a la época romana. De dicha época procede un flamen y prefecto Augustal que se conserva en el Museo de Badajoz, así como otros hallazgos, de los cuales algunos, se encuentran en el Museo Arqueológico de Sevilla. De los últimos hallazgos destaca una necrópolis junto al Río Viar, en un lugar denominado Valdecuerna, de donde procede, entre otros objetos, un capitel corintio que se encuentra en la Iglesia Parroquial, usándose como pila bautismal. Esta zona fue denominada “Apiaum” (zona de muchas abejas), nombre que conserva algo corrupto el río Viar.
Tras el declive de dicho emplazamiento romano, existen lagunas históricas de la Villa hasta el periodo de dominación musulmana, dejando en blanco la época visigoda. Así se tiene constancia que entre los siglos XII y XIII hubo un asentamiento musulmán en la zona norte de la actual Villa.
En 1212, tras la victoria de los reyes D. Alfonso VIII de Castilla, D. Pedro II de Aragón y D. Sancho VII de Navarra sobre el Miramolín Muhammad An-Nasir, “Emperador de Marruecos”, en la Batalla de las Navas de Tolosa y en su repliegue, reconstruyó esta Villa con musulmanes de la población de Mentessa (en la actualidad La Guardia de Jaén). Así la Villa tomó el nombre de Mentemolin, “Mente” por ser la patria de los pobladores almohades y “Molín” por Miramamolín, “Emperador de Marruecos”. Este nombre se conserva en la actualidad, algo corrupto, como Montemolín.
En el año 1246 el rey Fernando III el Santo, mientras se encontraba en la ciudad de Córdoba reuniendo a su ejército para la conquista de Sevilla, mandó marchar al Maestre de la Orden de Santiago, D. Pelay Pérez Correa, sobre Extremadura con orden de rendir los castillos y fortalezas que por aquella parte conservaban los infieles. Así pasaron al poder de los cristianos: Guillena, Lora, Cantillana, Reina y Constantina. El Maestre, alentado con tan buen principio, siguió el alcance almohade y tras la Batalla junto al río Ardila, también llamada Batalla de Tentudía, conquistó los fuertes de Montemolín, Cala, Benagetho, el Finojal y todos los demás municipios que se extendían hacia el oeste y largo de Sierra Morena.
Montemolín pasó entonces a manos de la corona, mientras que Reina y Cantillana fueron dadas a la Orden de Santiago, entre otras. La Orden de Santiago, con el objetivo de construir un dominio territorial más unitario, propuso al rey Fernando III la permuta de Cantillana por la Villa y fortaleza de Montemolín y Benagetho con todos los derechos obtenidos de los almohades. En 1248, por virtud de un privilegio otorgado en Sevilla, Fernando III el Santo aceptó el trueque y Montemolín pasó a Integrarse en la Orden de Santiago, quedando incluida en el Priorato de León, Provisorato de Llerena y Vicaría de Santa María de Tudía.
Montemolín fue cabecera de las Cinco Villas Hermanas del Maestrazgo de la Orden de Santiago en la Provincia de León. Eran estas villas: Montemolín, Fuente de Cantos, Calzadilla, Medina de las Torres y Monesterio.
Durante las luchas intestinas que tiene D. Alfonso X el Sabio con la Orden de Santiago, Montemolín se pone de parte del Rey. Este hecho hizo que en 1282 el Rey Alfonso X el Sabio concediera a Montemolín “Privilegio por la lealtad que manifestaron sus vecinos siguiéndole cuando otros pueblos se fueron contra él” otorgándole fuero propio. En dicho privilegio, el Rey Alfonso X, “concede a los pobladores de Montemolín que sean Reales y del concejo de Sevilla y que se juzgue por aquellos fueros mismos que tienen los de Sevilla…”.
Los términos de las Cinco Villas Hermanas se mantuvieron pro indiviso durante toda la Baja Edad Media. Montemolín ejerció la jurisdicción plena y la responsabilidad y liderazgo de su defensa.
El 14 de marzo de 1608, el Rey Felipe III vende las Cinco Villas Hermanas junto a Almendralejo como Marquesado de Montemolín a unos banqueros genoveses debido a las deudas contraídas por la corona por las provisiones que durante las guerras con Italia, éstos les daban a la corona. La venta se hizo del señorío, jurisdicción, vasallaje y rentas de cada una de las Villas. El 11 de septiembre de 1684, bajo el reinado de Carlos II, se concedió el título de Marqués de Montemolín a D. Ambrosio Spínola y Ferrer de Plegamans, Decano del Consejo de Hacienda, Caballero de la Orden de Calatrava.
El 20 de marzo de 1770, fue comprado por la Corona todos los derechos del Marquesado a D. Cristóbal de Spínola, recuperando así su propia jurisdicción, independizándose y volviendo a ser Villa de realengo.
En 1819 Montemolín es usado nuevamente como moneda de cambio, siendo enajenada por el Rey Fernando VII, junto con la encomienda y prerrogativas que antes ejerciera la Orden de Santiago, a su hermano el Infante Don Carlos María Isidro de Borbón.
En el año 1833, tras la división en provincias de España y la división de la provincia de Badajoz en ocho partidos, la Villa de Montemolín quedó incluida en el partido de Llerena.
Carlos Luis de Borbón y Braganza, hijo del Infante Don Carlos y pretendiente Carlista al trono bajo el nombre de Carlos VI tomó, entre 1845 y 1861 el título de Conde de Montemolín en virtud de los Documentos de Bourgés [18-23 de mayo de 1845]. Dichos bienes le fueron requisados a D. Carlos, pasando éstos a la administración nacional, rigiéndose la Villa por las leyes constitucionales de la monarquía.